Autor:
Rosa Yolanda
Olivares Campos
En general los niños
que presentan dificultades en el rendimiento o en su conducta, poseen leves
alteraciones o retrasos en alguna o algunas áreas del desarrollo, ya sea
cognitiva, biológica o emocional; sin embargo, no cumplen con los criterios
para ser clasificados dentro de alguna categoría diagnóstica como retardo,
déficit atencional, trastorno del aprendizaje u otra.
Es de suma
importancia mencionar que un estudiante con bajo rendimiento escolar es un
estudiante “de riesgo”, esto significa que aumenta en él la probabilidad
de presentar alteraciones conductuales y alteraciones emocionales como
disminución en la sensación de auto eficacia, agresividad producto de la
frustración, disminución de la autoestima e incluso caer en conductas como
la drogadicción, el alcoholismo y finalmente la deserción.
Paralelamente
existen algunos factores de riesgo que, eventualmente, potencian el problema y
son proporcionados por el colegio. Por ejemplo: falta de recursos, falta de
preparación por parte de los profesores en materias de manejo emocional de los
niños.
Cuando un niño repite, no sólo es un fracaso del niño, sino de los padres y de todo el sistema educacional, por lo tanto, estos tres sistemas están fallando y las intervenciones deben abordarlas a todos. En cuanto al sistema educativo, existen además variables que son muy importantes en los docentes, independiente de su preparación académica. Algunos estudios han determinado que aquellos profesores cuyo trato es amable y amoroso, que enseñan con ternura y sentido del humor tienen mejores respuestas por parte de sus alumnos quienes presentan mejores notas.
Son muchos los niños
que presentando problemas de rendimiento escolar y de conducta, lamentablemente
no son tratados. Esto no sólo genera problemas en el niño sino también en los
profesores que muchas veces no saben cómo enfrentarlo. Se sienten sobrepasados.
Al reconocer que ya no pueden manejar a un alumno, sienten como un propio
fracaso en su calidad de docente u optan por culpar a la familia, entrando en
un círculo vicioso que se orienta en buscar responsables, pero no en buscar la
solución a ese problema específico.
¿Qué
Podemos Hacer En Este Caso? Lo ideal es que este trabajo
comience en casa y desde pequeños, pero nunca es tarde… criar a nuestros hijos
en el amor, dándoles el espacio para expresar sus emociones y enseñarles a
hacerlo. ¿Pero cómo? Si los padres dan el ejemplo de respeto y unión familiar,
los niños aprenden a hacerlo. Los papás deberían ser capaces de producir
confianza en los niños para que se acostumbren a dialogar de todos los temas,
de manera abierta, profunda y sincera. Los padres tenemos el
deber de participar directamente en todos los aspectos de la vida de los niños,
durante los primeros años es cuando podemos formar hábitos de estudio y, aunque
resulte complejo dado el sistema de vida actual, el acompañar a los niños al menos
hasta los 9/10 años en la realización de sus actividades escolares, aumenta la
probabilidad que en los cursos posteriores se manejen con autonomía y
responsabilidad. Otro aspecto importante es el control de las diversas
actividades. Por ejemplo la televisión, si bien puede en ocasiones llegar a ser
educativa, debe ser controlada en tiempos y programas. Además, debiera ser un
premio al cumplimiento previo de sus actividades diarias, si no es así, no hay
TV o Nintendo o PC.
Inculcar desde pequeños el gusto por las actividades en común y de utilización del tiempo libre y a bajo costo: museos, zoológico, parques, andar en bicicleta, hacer deportes, cines, teatros, bibliotecas, clubes, deportes organizados, iglesias, etc. Esto les va mostrando el mundo y cómo relacionarse en estos diversos contextos, dándoles seguridad.
Muchas veces los padres desean compensar sus ausencias entregando regalos costosos regularmente pensando que de esa forma “hacen felices a sus hijos”, esto más que entregar felicidad entrega dos mensajes tremendamente nefastos, en primer lugar les muestra un mundo materialista en el cual el esfuerzo por obtener las recompensas no cuenta y por otra, les enseña a que lo material reemplaza el “estar” y eso es una falacia.
Los padres son los primeros responsables de la educación de los hijos. Si los padres no toman conciencia de este cambio necesario, les están exponiendo a que caigan en el actual común denominador de incultura, bajos sueldos, delincuencia, drogas, embarazos, cárcel, etc.
Inculcar desde pequeños el gusto por las actividades en común y de utilización del tiempo libre y a bajo costo: museos, zoológico, parques, andar en bicicleta, hacer deportes, cines, teatros, bibliotecas, clubes, deportes organizados, iglesias, etc. Esto les va mostrando el mundo y cómo relacionarse en estos diversos contextos, dándoles seguridad.
Muchas veces los padres desean compensar sus ausencias entregando regalos costosos regularmente pensando que de esa forma “hacen felices a sus hijos”, esto más que entregar felicidad entrega dos mensajes tremendamente nefastos, en primer lugar les muestra un mundo materialista en el cual el esfuerzo por obtener las recompensas no cuenta y por otra, les enseña a que lo material reemplaza el “estar” y eso es una falacia.
Los padres son los primeros responsables de la educación de los hijos. Si los padres no toman conciencia de este cambio necesario, les están exponiendo a que caigan en el actual común denominador de incultura, bajos sueldos, delincuencia, drogas, embarazos, cárcel, etc.
La gestión
que realiza el sistema escolar es de suma importancia, si tomamos en cuenta que
actualmente los niños permanecen casi 8 horas diarias en el colegio. La
preparación de los profesores en el manejo de la dimensión afectiva les entrega
las herramientas para enfrentar las alteraciones emocionales, de aprendizaje y
conducta de los niños. Les permite entender y aceptar las diferencias
individuales otorgando en el colegio un espacio donde los niños se sientan
contentos, aceptados e importantes; estos sentimientos favorecerán el
aprendizaje y, por ende, se mejorará paulatinamente su rendimiento
Las personas que deciden prepararse para ejercer carreras como docentes deben estar conscientes de que esta profesión es muy hermosa, y que en nuestras manos esta el futuro de nuestro país. El trabajo no es fácil y se necesita gente que propicie ambientes pedagogicamente agradables para nuestros hijos y tratar con su familia porque el trabajo de educar debe ser en conjunto.
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